Rizpa

SU NOMBRE SIGNIFICA

«Piedra caliente» o «Carbón»

SU CARÁCTER:
Rizpa, la concubina de Saúl, era la madre de Armoní y Mefiboset. Aunque se
trataba de una mujer con muy pocos derechos y escaso poder, demostró tener
gran valor y lealtad luego de la muerte de sus hijos.

SU DOLOR:
Que sus dos únicos hijos fueran ejecutados y que sus cuerpos fueran deshonrados a causa de los crímenes del padre de los mismos.

SU GOZO:
Que los cuerpos de sus hijos finalmente fueran enterrados de manera honorable.

ESCRITURA CLAVE: 2 Samuel 21:8–14

LA PROMESA QUE RECIBE  

La constancia y la tenacidad de Rizpa constituyen una lección para todos los que se inclinan a darse por vencidos cuando las cosas se ponen difíciles. Por amor y por la necesidad de hacer lo correcto, permaneció firme soportando inclemencias del tiempo, frío, cansancio y animales salvajes, con el fin de proteger a sus hijos muertos. Finalmente, alguien en autoridad tomó nota del asunto e hizo algo al respecto. Su fidelidad fue recompensada, y pudo descansar. Dios nos promete lo mismo. Solo nos pide que seamos fieles y que le dejemos el resto a él. Cualquiera que sea la situación, padres ásperos, cónyuges desamorados, hijos rebeldes, dificultades financieras, enfermedad o aun muerte, Dios la conoce y nos sostendrá y hará provisión para nosotros en el momento que él considere oportuno. 

Promesas en las Escrituras para ti 

²⁵ El Señor me recompensó por hacer lo correcto;

    ha visto mi inocencia.

-2 SAMUEL 22:25

²⁸ Pues el Señor ama la justicia

    y nunca abandonará a los justos.

Los mantendrá a salvo para siempre,

    pero los hijos de los perversos morirán.

-SALMOS 37:28

²¹ No obstante, aún me atrevo a tener esperanza

    cuando recuerdo lo siguiente:

²² ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba!

    Sus misericordias jamás terminan.

²³ Grande es su fidelidad;

    sus misericordias son nuevas cada mañana.

-LAMENTACIONES 3:21-23

REFLEXIÓN

Cuán grande es el amor de una madre por sus hijos, que Rizpa custodió los cuerpos de sus hijos durante toda la estación de cosecha que duró desde abril hasta octubre.

¡Que historia tan conmovedora! ¡Que sacrificio y amor de madre! 

6 meses estuvo día y noche cuidando a los muertos, defendiendo y enfrentándose con valor a los animales y soportando la fetidez de sus cuerpos descompuestos. Allí estuvo cansada y extenuada, quizás adolorida y enferma por los elementos naturales que azotaban su cuerpo día y noche. Nada la amilanaba. No cedió, su acto imploraba justicia.

¡Qué gran lección podemos aprender de esta mujer!

En esta sociedad necesitamos madres como Rizpa, que tomen la valentía de luchar por sus hijos contra viento y marea. Aunque sus hijos estén muertos en delitos y pecados debe de haber una mujer de rodillas orando por sus hijos, velando por las malas amistades y azotando con la Palabra de Dios al enemigo que quiere destruir la vida de sus seres queridos.

Madres que no temen a la crítica. Mujeres que se les destroza el corazón al ver la condición de su hijo rebelde, perdido en el alcohol, las drogas, lo ilícito, placeres y en filosofías que destruyen los valores y la moralidad. Pero estas madres los siguen amando y los cubren con el manto de la oración, clamando y gimiendo por la resurrección espiritual y restauración al reino de Dios. Levántate a pelear por tus hijos en esta sociedad donde a lo malo le dicen bueno y a lo bueno le dicen malo; recuerda que no hay poderío que se oponga a una madre que ora, comienza ahora. 

Dele gracias a Dios por darle a las madres la capacidad de amar a sus hijos de manera tan vehemente y por la manera en que otras mujeres la han acompañado en tiempos difíciles.

Confiesele cualquier tendencia que tenga a retroceder y no confrontar las cuestiones morales importantes con amor y valor.
Pídale a Dios que ensanche su amor más allá del círculo de su propia familia de modo que se convierta en una fuerza que dé forma al mundo que le rodea.