Marta


SU NOMBRE SIGNIFICA
«Dama»

SU CARÁCTER:
Activa y pragmĂĄtica, nunca parecĂ­an faltarle palabras. Aunque JesĂşs le llamĂł la atenciĂłn por permitir que las pequeĂąas cosas la preocuparan y la perturbaran, ella no dejĂł de ser su amiga cercana y seguidora.


SU DOLOR:
Haber esperado, aparentemente en vano, que JesĂşs regresara a tiempo para sanar a su hermano LĂĄzaro.


SU GOZO:
Ver a JesĂşs restaurar a su hermano a la vida.


ESCRITURAS CLAVE: Lucas 10:38–42; Juan 11:1—12:3

LA PROMESA QUE RECIBE  
Marta se encuentra con JesĂşs otra vez en Juan 11, luego de la muerte de su hermano LĂĄzaro. Con su caracterĂ­stica franqueza, ella le dice a JesĂşs que si ĂŠl hubiera venido antes, LĂĄzaro no habrĂ­a muerto. Su afirmaciĂłn abre la puerta para que JesĂşs declare delante de todos (incluyĂŠndonos a nosotros hoy) que solo ĂŠl es la resurrecciĂłn y la vida. Si creemos en ĂŠl, aunque estemos muertos, viviremos. ¡QuĂŠ promesa! ¡CuĂĄnto consuelo! A travĂŠs de JesĂşs, la muerte ya no tiene poder sobre nosotros.  

PROMESAS EN LAS ESCRITURAS PARA TI 

25 JesĂşs le dijo:
—Yo soy la resurrecciĂłn y la vida. 
 El que cree en mĂ­ vivirĂĄ aun despuĂŠs de haber muerto. 26 Todo el que vive en mĂ­ y cree en mĂ­ jamĂĄs morirĂĄ. ¿Lo crees, Marta?
-JUAN 11:25-26

54 Entonces, cuando nuestros cuerpos mortales hayan sido transformados en cuerpos que nunca morirĂĄn,[i] se cumplirĂĄ la siguiente Escritura:
«La muerte es devorada en victoria.

55 Oh muerte, ¿dĂłnde estĂĄ tu victoria?
Oh muerte, ¿dĂłnde estĂĄ tu aguijĂłn?».
56 Pues el pecado es el aguijĂłn que termina en muerte, y la ley le da al pecado su poder. 57 ¡Pero gracias a Dios! Él nos da la victoria sobre el pecado y la muerte por medio de nuestro SeĂąor Jesucristo.
-1 CORINTIOS 15:54-57

Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro SeĂąor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantĂł a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectaciĂłn
-1 PEDRO 1:3

REFLEXIÓN

Muchas de nosotras podemos vernos a nosotras mismas en Marta. Tenemos un gran deseo de servir a Dios, y nos abrimos al servicio; entonces nos enredamos en las pequeñas cosas que no significan mucho para el ministerio. Con esta mujer bien intencionada, Dios nos muestra dónde están las cosas importantes: en nuestra relación con Cristo, y no en el ajetreo de hacer cosas para Él.

Obviamente, Marta aprendiĂł la lecciĂłn. Cuando su hermano se puso enfermo, ella se centrĂł en las cosas importantes; y su relaciĂłn con JesĂşs se habĂ­a convertido en una relaciĂłn de profunda confianza. Ella no tuvo temor a pedirle lo Ăşnico que realmente necesitaba: el regreso de su hermano a la vida terrenal. Y JesĂşs le dio exactamente eso.

¿Tenemos temor a pedirle a Él lo que realmente necesitamos? QuizĂĄ eso sea lo Ăşnico que Dios estĂĄ esperando. Es una tĂŠcnica que Marta recomendarĂ­a.

Dele gracias a Dios por su paciencia y porque Dios se encuentra con nosotros en
el lugar en el que estamos, mĂĄs bien que en el lugar en el que «deberĂ­amos estar». Confiesele toda tendencia que tenga a resentirse con otras mujeres cercanas y pĂ­dale a Dios que le de la gracia de ser plenamente sincera con ĂŠl.


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